6 de mayo de 2009

Constantino Kavafis - Egipto

Ítaca


Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca
desea que el camino sea largo,
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al irritado Poseidón no temas,
tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
y al feroz Poseidón no encontrarás,
si dentro de tu alma no los llevas,
si tu alma no los yergue delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos:
detente en mercados fenicios,
y adquiere las bellas mercancías,
ámbares y ébanos, marfiles y corales,
y perfumes voluptuosos de toda clase,
cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos;
anda a muchas ciudades Egipcias
a aprender y aprender de los sabios.
Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca.
Llegar hasta allí es tu destino.
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure:
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Otras cosas no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.


Terminado




En medio del temor y las sospechas,
con espíritu agitado y ojos de pavor,
nos consumimos y planeamos cómo hacer
para evitar el seguro
peligro que así terriblemente nos amenaza.
Y sin embargo estamos equivocados, ése no está en nuestro camino:
falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos
bien). Otra catástrofe, que no la imaginábamos,
repentina, violenta cae sobre nosotros
y no preparados -de dónde tiempo ya- nos arrebata.


Constantino Kavafis

(1863-1933) poeta de Alejandría de Egipto, de origen griego, en su niñez vivió en Londres en donde la familia tenía negocios. Fue riguroso en seleccionar su poesía para publicar, de modo que sólo unos pocos textos aparecieron en revistas del lugar. Después de su muerte se publican en libro Los poemas, edición con ciento cincuenta y cuatro poemas que el autor consideró “canónicos”. Uno de sus temas es la historia helenista de Alejandría, rescatando personajes de la antigüedad a los que da vida. El otro tema en el que pone énfasis es su propia experiencia erótica, una búsqueda melancólica de recuerdos pero con un sentido peculiar de autocensura, explicable por el medio ambiente en el que se desenvolvía. De hecho, la revelación de su homosexualidad en una conferencia, provocó un escándalo que lo aisló aún más. Marguerite Yourcenar lo hace conocer en Occidente con un ensayo de 1939.

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