16 de julio de 2010

Mónica Angelino


Destinados





Fósforos

sus ojos

miraba con una sonrisa de foca

y un olor insoportable

de tobillos mojados


sus manos eran charcos

las venas

ranas azules buscando aparearse


golpeó la puerta


estaba ella ahí

casi sorda

oxidada de tantos sigilos


los fósforos

-esos-

su ropa quemaron

se mojaron a un tiempo

los cuatro tobillos


las lenguas en puntas de pie

después de leguas y leguas

de estarse buscando

perdieron las escamas una a una


yo los vi


transformándose iban:


primero muñones


después plumas


por último


sapos.


6 comentarios:

  1. Mónica. De los ismos del XX, por lo menos...

    Besos.
    laura

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  2. Excelente. Me evoca a Darwin en un sentido espiralado, yendo y viniendo por ciertas zonas de la escala evolutiva.
    Un Poema de espíritu Darwiniano,
    sin lugar fijo de partida ni de llegada.

    Mónica, no sé por dónde lo navegaste vos, a mí llevaste hacia
    esos puertos.

    Siempre hago mi reverencia a tu Poesía, a tu Poeta, a tí, Poeta.
    Voilá, aquí el Templo palabreante angelino.

    Un Placer de la Letra recorrerlo.

    Besotes.
    Virginia.

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  3. Mónica:
    En dos palabras, IM PRESIONANTE.
    Abrazo
    Ana Silvia, la de V. Crespo

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  4. Mónica, qué maravilla tu blog. Qué hondas y frescas son las imágenes de este poema. Qué gran placer venir a leerte. Felicitaciones por tu arte y tu talento.
    Un abrazo inmenso.
    Jeniffer

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  5. Tu agua retenida invade mi alma.
    Siento su frescor que aplaca mi fuego.
    Las ascuas me queman, me abrasan.
    Firme la candela, mi vida consume.
    Explosión de rumias, sentimientos nítidos.
    Fosforescente, queman mis ojos. Mujer.
    molina

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