En los álamos de la orrilla
colgamos nuestras cítaras
En la orilla ajena viene a iluminar la luna, madre flaca
crecida a la intemperie; cánticos, pide, alegría; olor de mujer espera,
ojos de gracia bendita, hombres de buena fama, hermanas de la oración;
tiemble tu cuerpo reina; tiemble tu manto de heridas;
el brazo se seca y la lengua se olvida; y sobre tus gozos
vuela un ave descalza.
(de su libro "Bíblicos" Ediciónes del Dock-2006)
dorrego y soler
Olor a viejas estrellas, otoño de las
veredas. Las hojas que cobijan larvas
en orgía. La luna se enreda entre cables,
el semáforo se apaga. La calle borrada
de lluvia que sube por el puente.Un chico
se cuenta los dedos, acaricia su futuro entre
las uñas y el codo. Pasa alguien. Ya no está.
Nadie le dijo que espere. Ahí va otro. Anda
perdido. No aprende a vivir sin volver. Perfume
de tantas cosas, las infaltables, las que no
existen, las que no se arreglan así nomás
(de su libro "Ciudad Autónoma" Edición Zama -2004)
Dos poemazos.
ResponderEliminarUn placer poder acceder a la lectura.
Gracias, Mónica. Mis felicitaciones a Perla.