Como pisando vidrio
El futuro día a día
no es más que este presente que se achata
en las frías baldosas mordiendo
los amargos abrojos de tu cielo
de diademas putrefacto
tu carbón de minas desvastadas
-polvo en la mirada-
todo está aquí
anclado en las repisas y los sepias
en la moneda de diez con todos sus centavos
la naranja en la mano y el ácido en los ojos
todo licuadora-mente ahogando
tratando de asumir
que cuando llueve
también la lluvia
se moja.
Que titulo tan fuerte! unn poema con dolor... muy bello
ResponderEliminarHermana, qué dolor por aquí. La estrofa final (con los versos sobre la lluvia) me siguió dando vueltas, y más y más. No es una licuadora. Vos sos una multiprocesadora.
ResponderEliminar(dolió este, guachita... dolió)
Abrazos sin barbijo y con esperanza de espadol.
El presente que se achata. Hacía tiempo que no leía una imagen tan gráfica... es un verso agobiante, que quita el aire, lo merma...
ResponderEliminarEl final... estupendo. El juego de la palabra dominado por la creadora. Esa lluvia que no es sin sentirse. Nada es tan aséptico que se libre de su propia influencia, de su propia proyección.
Maravilloso, Mónica. Como siempre...
Espero que la urgencia sanitaria se quede solo en un sustillo fácil de olvidar.
Laura
Mauro Angelino no sé que pasó pero se me borró tu mensaje. Podrías escribirme a mi e-mail?
ResponderEliminarSaludos primo!!
El cierre final maravilloso, como de poesía taoísta.
ResponderEliminarAbrazos cachicuernos.
Hasta pronto. Lo siento por la suspensión de los encuentros. Otra vez será.
Mónica, podría suponerse que la "naranja en la mano y el ácido en los ojos" nos remiten a la situación actual, ya que sabemos demasiado de lo que no sabemos (los poetas), y se hace terrible que hasta la lluvia se moje cuando llueve. Mordaz y elocuente tu poema. Eduardo Espósito
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