20 de abril de 2011

Mónica Angelino




Presentación

“Estigmas desechos” de Mónica Angelino

Concebido a partir de poemas de Rolando Revagliatti



Coordinado por la poeta Mirna Santillán



Presentando a los autores el poeta Carlos Kuraiem



M A y R R leyendo sus poemas



Propuesta musical de Paula Artigas



El público que acompañó



PALABRAS DE CARLOS KURAIEM


Los poetas:


Rolando Revagliatti irrumpe ferozmente en la escena poética del país en la década de los 80, sus poemas son tomados y publicados rápidamente por centenares de revistas, suplementos y otros formatos de ediciones, algunas de renombre y otras llamadas under o del margen; tal vez sea el poeta contemporáneo más publicado en un medio gráfico, no sólo porque él no ha cesado un momento de enviar sus poemas a todas partes para compartirlos sino a la atracción que a primera lectura producen sus escritos; y esto sucedía cuando todavía no había llegado la computadora ni internet entre nosotros y los envíos se hacían por carta común entregada en mano por el cartero; un trabajo arduo pero grato y creativo era escribir unas líneas a un destinatario de ésta o de otras tierras, cerrar el sobre con el libro o las hojas sueltas con textos inéditos en su interior, caminar hasta el correo y despacharlo; y no es un tema menor, ya que quien no sabe narrar una carta menos escribirá poemas ni historias ni libros. La gran generosidad de Rolando lo ha llevado a valorar y difundir de la misma manera la obra de los poetas amigos, ya sea acercándoles publicaciones o enviando él mismo los textos de otros autores a distintos medios del país y el exterior. Revagliatti es de la ciudad de Buenos Aires, sin embargo sus poemas están impregnados de las orillas, es un tanguero con gran conocimiento del lenguaje del argot, hermanado con las letras de la canción ciudadana, los poemas de Girondo, Olivari, Tuñón y Centeya, sólo por mencionar algunos nombres detrás de los cuales marcharon después los poetas del 70 y la canción que siguió siendo la misma resonando en nuestros oídos. Revagliatti sale a escena como un poeta de vanguardia -al menos en sus inicios llegaba con ese perfil a los lectores que recién lo descubrían- y es sobre todo, un poeta comprometido con la denuncia, decidido a desenmascarar la farsa de las convenciones sociales, de la que no se salva ni el mundillo literario ni los poetas -sus pares- de su decir histriónico y sus versos implacables.





Mónica Angelino, fue y le gusta seguir siendo una “alumna aplicada”, y aunque ya hace rato dejó de ser alumna regular, ella sigue yendo todos los días a la escuela de la Poesía, así como se humilda en el poema lo hace en la vida, en la relación con los demás. Vecina de General Rodríguez y poeta de todos los lugares, su amor y laboriosidad no tienen límites: desde la confección artesanal de sus propias publicaciones que inicia en el 2007 con su libro “El Vuelo” , “Ruidos de la Sangre” en el 2010 y ahora “Estigmas Desechos”; el cuadernillo de distribución gratuita “Poesía Pan Caliente”, su impecable blog “fondo oscuro”, su programa de radio “Parasubidas” (donde la poesía oral en su voz y en las voces de quienes la acompañan juega un papel importantísimo a la hora de transmitir versos e historias y testimonios durante dos horas al aire), la participación junto a otros escritores de la zona en el café literario “Cazapoetas” y el desafío de ser socia fundadora de UDER (Unión de Escritores Rodriguenses), todo esto habla de su compromiso que la llevará a escribir en algún momento de este libro: “de este sueño / ¡no me bajo!”. En “Estigmas Desechos” los poemas de Mónica Angelino exceden sus temas de origen, la “anécdota” de su filiación con la poética de Rolando Revagliatti y el homenaje al maestro, que está más que cumplido. Angelino marcha sola, lleva el freno en la mirada y la contundencia en cada verso; cada poema es un valioso aporte al insondable universo de la sensibilidad. En todo el libro resalto una correspondencia sutil y lograda por la autora con su “modelo-autor”; a veces son un dueto que tallan en contrapunto de voces, otras un silbo azul que se llaman y se contestan, otras es un solitario donde cada uno discurre y galopa junto al otro como buenos parejeros; leyéndolos a ambos he dudado dónde empieza Angelino y dónde continúa Revagliatti, encontrando en su lectura el invento de lo maravilloso. Los dos autores -en paralelo- son un coctel fuerte, explosivo, más aún que el que los malones de jóvenes suelen beber en jarras transparentes los viernes y los sábados en los boliches; seguramente muchos de ellos no se animarían a probar el licor que destilan estos versos por miedo a “perderse” para siempre en un banco de sensaciones, de las que sólo se vuelve siendo otro; y lo único que cambia y nos cambia es un libro, lo afirmo: nadie es el mismo después de leer un libro; hay un antes y un después de esto, con un libro leído (aprehendido) uno se modifica aun sin quererlo.




La poesía



Ella, entre maderas y diamantes, sabe. Bajo las cenizas, resiste el fuego, la poesía elije, entre todos, al que tiene algo para decir, al que sabrá alojarla en sus manos, volcarla en la hoja y entregarla a los demás hombres. Una mesa, un libro de papel, un nombre y un amigo, una amante, un sueño que no se vende, una canción que nadie compra, hacer el amor o un poema es lo más natural. Dejar que el mundo nos asombre, que la vida se desvista de a poco, yegua morena de dientes como joyas. El poeta, herido por cada minuto de día, fraterno con las vidas que laten junto a él, abrazándonos con su airada melancolía, un papel y una voz. Ninguna otra cosa se necesita para «vaciar todo el cargador» contra los poderosos. Sacar bien de adentro un canto claro y sincero, rico en destellos, abierta mano o cerrado puño, resistir en cada desencuentro las envestidas del olvido.


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Leído por Carlos Kuraiem el 17 de abril de 2011 en “Un Tiempo Cultural”
de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, la Argentina.


Estigmas desechos ya está a su disposición para leerlo en

http://issuu.com/recitador/docs/estigmas_desechos-e